¡Cuantas grandes cosas se podrían haber hecho! ¡Cuantas ideas, que nacieron, que vivieron, que amaron, gozaron y se marchitaron, como plantas bajo un sol muy fuerte!
Y ciertamente así era.
Porque el interminable vacío desértico y calcinante se extendía en todas las direcciones, y las pobres plantitas, pequeñitas, amarillas y desnudas agonizaban lentamente.
El Sol, que todo lo ve y todo lo sabe, dijo:
- Esto no les hubiera pasado si hubieran tenido una camisa en regla.
Pero la última plantita había muerto, y nunca escucho una sola palabra
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