En la calma peligrosa del fondo marino, un bosque de algas, todas tristes y congeladas, eran torturadas con pesadillas en donde los espectros se reían de ellas. Y cuando despertaban, veían al Tiburón con Piel de Acero, riéndose como los espectros.
El pavor que, en el fondo marino asfixia a las almas, nace de espíritus que saben volar, únicamente, con plumas negras.
Y todas las algas del mundo lloraban desconsoladas.
Acudió al instante una Tortuga con Caparazón de Cristal y Diamante, cuya luz desafiaba el imperio del Tiburón con Piel de Acero. Y todas las algas gritaron de alegría, y los gritos transformaron la corriente del fondo marino en un torrente de colores.
La Tortuga con Caparazón de Cristal y Diamante rió de pura alegría.
Y dijo a las algas:
- El peligro a pasado, me quedaré a protegerlas.
Pero las algas, prevenidas, respondieron:
- No.
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